Cómo lograr que te paguen por viajar
Tom supo aprovechar la falopa de los 90 en Estados Unidos: compró un pasaje "de por vida" y ahora nos da tips de viaje. Es decir: traigo más historias de gente que se la pasa de perlas sin laburar.
Los 90 fueron una época increíblemente drogadicta en todo el mundo. No drogadicta de “narcótica” (o sí), sino de “casi alucinógena”. Aunque alguna vez Pablo Fabregas (en el mejor monólogo sobre los años 90 en Argentina que escuché) describió a la década como (por ahí no sean palabras exactas, pero casi) el momento en que todo el país peinó y tomó una línea de merca que iba desde Ushuaia hasta La Quiaca. No era fingir, era VIVIR demencia.
Y los yanquis, a una década que ya venía lisérgica, le agregaron su toque particular con una dosis (je) de capitalismo salvaje de los creadores de Enron.
En ese contexto es que entra en escena un hombre llamado Tom Stuker (acá la nota en español). El tipo (que era consultor de concesionarias de autos -¿?-), a sus 36 años (es decir, mi edad), compró un “pasaje de por vida en primera” con la aerolínea United (así como se lee).
El paquete salía 290.000 dólares y prometía exactamente eso: por el resto de tu vida, viajás todas las veces que quieras con nosotros. Y en primera clase. No hay nada más “noventas” que una empresa prometiendo eso y para colmo muy poca gente comprándolo.
Y la primera pregunta que tiene para hacerle a Tom este humilde millennial argentino de la misma edad en 2023 es cómo diantres hizo un tipo para tener ahorrados 290.000 dólares a sus 36 años. Misterio.
Pero lo importante es que desde ese momento Tom se pasó 3 años y medio en el aire. Voló el equivalente a 925 vueltas al mundo. 37 millones de kilómetros. Conoció más de 100 países (más del 50% del mundo).
Y no solo se hizo el “viajero frecuente número uno del mundo” (porque esos viajes también suman millas), sino que además se ahorró millones de dólares, no solo en pasajes, sino en alojamientos, cruceros, comidas, y atención: hasta en una remodelación de casa (cambiando las millas por gift-cards de 50.000 dólares en Walmart) y es más: hasta en una aparición en Seinfeld (ofertando 451.000 millas de United en una subasta).
(Es el capítulo en el que Susan, la prometida de George, muere por lamer los 200 sobres de las invitaciones para el casamiento)
¿Su asiento favorito? El 1B. Un asiento del lado de allá de la cortinita, que los ciudadanos de a pie solo vemos de pasada cuando entramos al avión.
¿Su año récord? El 2019: 373 vuelos en 365 días. (Ese año fue que se dio cuenta de que podía canjear las millas por cosas copadas).
¿Un tip de viaje? Mentirle a la primera azafata que te cruzás dentro del avión. Agradecerle porque viajaste en otro vuelo con ella y fue genial, o lo que sea para caerle bien a esa, que es la asistente principal. (¿No será medio boludo decirnos en medios de alcance internacional que es mentira? Puede ser. Pero dijimos que es un tipo que la pegó hace 33 años comprando una oferta que parecía una locura, no un Premio Nobel de nada.)
¿Un tip de viaje del periodista que le hizo la nota? Hacerse amigo de Tom. Tiene una millonada de millas y le gusta usarlas para subir de clase a sus amigos.
¿Una reflexión viajera? La que dejó por los altoparlantes del vuelo en el que festejó sus 20 millones de millas: “Al final del día, no se trata de los lugares a los que voy, sino de las personas que conozco. Quiero agradecer a todos ustedes por compartir este momento conmigo”.
¿De qué labura? A esta altura ya no queda claro.
Y por eso lo queremos tanto.